Burnout silencioso
- Doly Peñaranda

- 23 abr
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 1 jul
Por Doly Peñaranda

¡EXITOOO!!! Noooo… Esto es un grito elegante de auxilio.
El burnout silencioso que se disfraza de éxito
Soy Doly, y hoy quiero desnudar verdades que nadie quiere contar.
Hay algo alarmante que debes saber sobre el burnout: no grita, no se anuncia, no rompe la puerta. Opera en silencio. Se pone traje, responde correos, factura, entrega... pero por dentro, seca, apaga, borra.
Lo vi en los ojos de Carlos De Mente mientras lo entrevistaba. Él no nos hablaba desde un escenario brillante, nos hablaba desde su experiencia real, desde el campo de batalla donde los profesionales lideran cada día cargando heridas que no se atreven a mostrar.
Eso es exactamente lo que está ocurriendo en el mundo corporativo: el verdadero colapso de los líderes no siempre se ve como una caída dramática, a veces simplemente los vuelve funcionales.
Funcionan. Pero ya no vibran.
Un líder exitoso, sí... pero quemado.
Y lo más revelador es que Carl Jung ya lo anticipaba cuando escribió:
La mayoría vive sin saber quiénes son en realidad.
Pareciera que profetizara el liderazgo moderno con Burnout silencioso: hombres y mujeres dirigiendo empresas sin identidad consciente, sin propósito vivido, atrapados en una carrera que olvidaron para quién corrían.
Hoy somos expertos en ejecutar, pero analfabetas de nuestro propio deseo.
Carlos De Mente lo ve a diario:
"He visto gerentes exitosos que ya no recuerdan por qué empezaron. Fundadores que celebran números pero no sienten nada. Líderes que funcionan, pero no viven. Lo peor es que no lo llaman burnout: lo llaman 'éxito'."
Y justo cuando crees que puedes sostenerlo todo...
Tu cuerpo empieza a hablar lo que tu ego no quiere escuchar.
Gregg Braden lo explica sin adornos:
Nuestros pensamientos son instrucciones energéticas para el cuerpo.
Así que, mientras tu mente repite que todo está bien, tu cuerpo va obedeciendo otra historia. Una que te grita entre líneas.
Aparecen entonces esos pequeños avisos que ya no puedes ignorar: el insomnio persistente, esa fatiga que no entiendes de dónde viene, esa incapacidad para emocionarte incluso cuando todo parece ir bien.
No es falta de voluntad. No es debilidad. Es un grito biológico. Una alerta que hemos aprendido a silenciar con maestría.
Este desgaste invisible tiene raíces profundas en los hábitos que se han instalado en tu día a día. Pero hay algo que Joe Dispenza señala con claridad:
Si sigues pensando igual, generarás las mismas emociones… y la misma realidad.
Por eso no se trata de "descansar un rato" o "tomarse unas vacaciones".
Se trata de romper el patrón mental que sigue cocinándote a fuego lento.
Porque no te estás quemando por lo que haces.
Te estás quemando por el personaje que crees que debes sostener. Uno que el sistema aplaude porque da cifras. Pero que se olvida de la humanidad.
Y ese liderazgo sin alma… hoy es una epidemia silenciosa. Una que camina entre nosotros, disfrazada de éxito.
El liderazgo que no se abre, se quiebra
Ya varios expertos lo han advertido. Patrick Lencioni lo dice sin rodeos:
"La vulnerabilidad del líder es el inicio del equipo real."
Pero, ¿Cómo abrirte si sientes que sostienes todo tú solo?¿Cómo decir “no puedo más” en un sistema que te premia por seguir aunque estés agotado?
Ahí es donde nace el burnout moderno. No se nota. Se celebra.
Carlos De Mente lo resumió en una frase que aún resuena:
"Al burnout no lo ves llegar. Porque viene con aplausos."
Liderar sin pensar: el nuevo riesgo empresarial
Verne Harnish lanza una alerta que deberíamos tatuarnos:
"Si no bloqueas tiempo para pensar, terminas quemándote ejecutando."
Hoy, muchos no lideran desde la estrategia. Lideran desde la urgencia. Desde el modo automático.
Tienes visión de negocio, sí. Pero tu mente opera como un bombero emocional, apagando incendios todo el día.
El tiempo que no te das para respirar, te lo cobra la vida después. Y no lo hace barato: te cobra en forma de desconexión, ansiedad o vacío.
Y eso... no lo escala ningún equipo. No importa cuántos procesos diseñes o cuántos clientes ganes. Si tú estás roto, tu negocio también lo estará.
Carlos lo sintetiza así:
Líder que no se escucha, termina gritando en forma de enfermedad.
Éxito sin emoción: el fracaso que nadie se atreve a nombrar
Tony Robbins lo clava como un puñal suave:
El éxito sin realización es el fracaso definitivo.
Muchos empresarios que entrevistamos nos lo han confesado en voz baja:
“No me emociona nada hace meses.”
Lo más peligroso es que ya no lo consideran grave. La anestesia emocional se volvió parte del uniforme.
Así de profunda es la normalización del éxito sin alma.
Así de aplaudida está la eficiencia sin presencia.
Así de premiado está el líder que sigue funcionando, aunque por dentro ya no sienta.
Por eso la pregunta que no puedes esquivar es brutalmente simple:
¿Funcionas… o lideras?
Esto no es motivación. Es una sacudida.
No escribo esto para que te sientas mejor. Lo escribo para que dejes de mentirte.
El burnout moderno no llega como un terremoto. Llega como una estabilidad hueca. Un éxito que te seca el alma mientras todos te aplauden.
Y eso es aún más peligroso. Porque no se nota. Pero sí se cobra:
Se cobra en tu cuerpo. Se cobra en tus relaciones. Se cobra en tu legado.
"No vinimos a sostener empresas. Vinimos a sostenernos mientras las creamos."
Si este mensaje te incomodó, no lo ignores. Compártelo con otro líder que esté funcionando... pero ya no vibrando.
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Soy Doly Peñaranda Mentora en Reconexión Interna y Productividad Emocional | Creadora de SOY DOLY en Más Productivos. Medellin/Colombia



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